lunes, 28 de marzo de 2011

Jeques árabes, enloquecidos con el deporte


Respaldados por sus millonarias cuentas en petrodólares, los jeques del golfo pérsico han descubierto la mina del deporte para promocionar sus países con la compra de equipos de fútbol y la organización en sus tierras de grandes competiciones, empañadas en algunos casos por las revueltas en el mundo árabe.
El último en incorporarse a la fiesta ha sido el empresario indio Ahsa Alí Syed, afincado en el reino de Baréin, que compró el modesto equipo español del Racing de Santander, en una operación en la que dice que invertirá un total de 69,5 millones de dólares. 
Syed, fundador y presidente de Western Gulf Advisory, un conglomerado de empresas con sede en Baréin, justificó la compra en que había soñado con ir a partidos de fútbol de su propio equipo.

Antes de Syed, los petrodólares habían irrumpido en el fútbol español de la mano del jeque Abdullah Bin Nasser Al-Thani, miembro de la familia real de Catar, que compró el Málaga por 50 millones de dólares, deuda incluida, y se gastó 30 millones de dólares en fichajes, entre ellos el argentino Martín Demichelis y el brasileño Julio Baptista, para reforzar un equipo en el que la figura es el goleador venezolano José Salomón Rondón.
Antes de España, los multimillonarios pioneros en las inversiones en el fútbol entraron a Inglaterra, donde alrededor de una docena de equipos de la primera división están en manos de inversores extranjeros de distintas nacionalidades.
El más agresivo está siendo Roman Ibrahimovich, que también amasó parte de su fortuna con el petróleo. El millonario ruso compró el Chelsea en 2003 y desde entonces se ha gastado más de 904 millones de dólares en fichajes, aunque por el momento no le han servido para cumplir su sueño: ganar la Liga de Campeones.
El dueño del Manchester City, el jeque de Abu Dabi Mansur bin Zayed Al Nahyan, también cree que los equipos ganadores se construyen a golpe de talonario y destinó 211 millones de dólares en 2010 para fichajes.
El predecesor de todos ellos fue el magnate egipcio Mohamed Al-Fayet, que compró el Fulham en 1997, aunque su nombre cobró relieve no por la adquisición de ese club sino por la compra en 1985 de los grandes almacenes Harrods, hoy en manos de la familia real catarí, y por la relación de su heredero, Dodi, con la princesa de Gales Lady Di, fallecidos ambos en agosto del 97, en París, en un accidente de automóvil.
En otro caso, el indio Lakshmi Mittal, sexta fortuna del mundo con una riqueza estimada, según Forbes, en 31.100 millones de dólares, es el principal accionista del Queen's Park Rangers londinense, después de aliarse en 2007 con Flavio Briatore y Bernie Ecclestone para tomar el control de este equipo de la segunda división.
Su compañía Arcelor Mittal, la primera metalúrgica del mundo, participa también en el proyecto de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 con la construcción de la torre Orbit, una estructura de 115 metros de altura, que presidirá la villa.
Un invitado, hoy incómodo, accedió al fútbol italiano con la toma de una participación en el Juventus de Turín, propiedad de la familia Agnelli, que se alió con el coronel Muamar Gadafi para recibir inversiones en Fiat, consorcio en el que el dictador libio llegó a tener el 14 por ciento hasta la ruptura en 1986.  

La compañía libia de inversiones en el extranjero Lafico conserva el 7,5 por ciento de la 'Juve', una cuota que dependerá de la evolución de la guerra en Libia.

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